Reseña: Kombinera
Kombinera es el nuevo estreno de Atari que llega a todas las consolas para todos los fans de los puzzles. Checa nuestra reseña.
La mayoría de los jugadores de hoy en día olvidan cual era el propósito del videojuego antes de escalar a los niveles narrativos y de producción cuasi hollywoodense que hoy en día vemos. Cuando conectabas tu Atari 2600 (o si eras raro, el Colecovision o Intellivision), tu objetivo era divertirte un rato sin mayor pretensiones, conseguir un puntaje alto o mejor aún, terminar una aventura apoyándote en tu imaginación dado los precarios pixeles de antaño.
Dichos juegos son una especie en extinción, pues dentro de toda el revival y revaloración a la estética retro, los autores solo deambulan entre los 8 y 16 bits para entregar sus productos; nunca más atrás.
Luego tenemos casos como el de Kombinera, una producción disponible en Switch, PC, PS4 y Xbox One bajo el mítico sello de Atari. Un juego de puzzles con elementos de plataforma que desearía, se convirtiera en un clásico instantáneo al nivel de Breakout pero que desafortunadamente, llega en un momento de apatía por parte del público masivo.
Sin más, acá les digo porque es un serio contendiente a sorpresa del año. Advertencia: juego lleno de psicodelia estroboscópica que alterará tus sentidos.
Kombinera, convierte tu consola en una máquina del tiempo
En cada nivel de Kombinera, controlas el trayecto de dos o más pelotas de colores con el objetivo de fusionarlas para completar cada escena. Las verdes pueden recibir impactos de bala, las amarillas rompen plataformas, las rojas esquivan zonas con picos y las blancas, existen sin mayor motivación en la vida.
La estrategia recae en dos puntos. El primero va de la mano del movimiento. Sea la dirección que elijas en el stick, moverás a todas las pelotas en pantalla. Así que debes ser muy cuidadoso de no reventarlas o tirarlas donde no van.
Lo segundo a tomar en cuenta es el salto. Tu única acción básica para conseguir la fusión de estas bolas con personalidad (se enojan cuando mueren tan seguido, están nerviosas cuando están cerca de picos) es brincar. Tienes dos opciones: un rebote alto y uno bajo. A prueba de base y error debes decidir cual te conviene más para cada situación.
Son más de 300 niveles, cada uno con un tiempo par (optativo, eso sí) a cumplir. Además para todos los obsesivos de los logros, incluso la versión de Switch tiene algunos internos por cumplir.
Kombinera es una joya, exigente en su precisión, satisfactoria en su ejecución. Los puzzles comienzan como una introducción muy sobria y de repente, cada uno te obliga a pensar bien en tus acciones y analizar el mapa antes de reunir estas coloridas pelotas. Lo que me lleva a hablar de su excelente estética.
En una época donde la chaviza está más preocupada por los 60fps-hazlo-llorar-quémalo-y-déjalo-llorar que por la misma diversión, la estética minimalista de Kombinera que a momentos recuerda a Geometry Wars y en otros, con su gameplay enfocado al uso del color, a Runbow, es un deleite. Y cuando entra la música, una atmósfera ochentera de sintetizadores se apodera de tu consola. Una maravilla.
Sin embargo… Tiene un par de defectos que lo alejan de la perfección. El primero es lo irregular de la dificultad. Aunque en los primeros niveles parece una evolución gradual, de la nada el juego pretende ciertas soluciones que no se habían tanteado en sus posibilidades.
Una escena, por ejemplo, te lleva a alinear tres pelotas si las rebotas contra un muro. Tardé más de 30 intentos (Kombinera lleva un contador de tus muertes para más placer) en entender esas posibilidades y apenas llevaba 20 minutos de juego.
El otro problema es más una cuestión de preferencias, pues creo que habría sido agradable contar con la opción de controlar las pelotas con el pad y no solo con el stick (que fina forma de llamar a la cruz y la palanca respectivamente, ulalá).
Al final sus defectos son mínimos, casi inexistentes y si son retronautas ávidos del Atari como su servidor, lo gozarán a lo grande.
Conclusión
Kombinera es un homenaje a la sencillez del Atari, una oda nostálgica para los que extrañaban los juegos sin tanto artificio. Adictivo, desafiante, lleno de retos de por cumplir que además, si juegas en Switch (o eres tan nice que tienes tu Steam portátil), se vuelve el compañero ideal para sesiones rápidas de juego; un par de niveles y puedes seguir con tu vida, tal como los clásicos de antaño que llevábamos a todas partes.
Lo mejor de todo: amo que cueste solo 150 pesitos. ¡Es un obligado para todos los gamers de la vieja escuela!