Reseña: Vessel of Hatred – Diablo IV

Un año después de su lanzamiento y tras cinco temporadas de contenido, Diablo IV está recibiendo su primera expansión: Vessel of Hatred, una expansión que cumple con todo lo que los fans de Diablo podían esperar.

Aunque Diablo IV tuvo un inicio tibio, es de reconocer que Blizzard Entertainment mejoró considerablemente el juego mediante diversas adiciones en cada temporada, incorporando aspectos como las Mareas Infernales o las Hordas Infernales, además de múltiples mejoras generales en la jugabilidad.

Si bien las temporadas trajeron muchas novedades, la expansión Vessel of Hatred lleva a Diablo IV a otro nivel, no solo por sus llamativos añadidos, sino por los cambios que hacen que el juego se sienta mejor que nunca.

Tras completar toda la campaña y acumular una gran cantidad de horas de juego, estas son mis impresiones sobre la expansión Vessel of Hatred de Diablo IV.

Mefisto como nueva gran amenaza

La trama de Vessel of Hatred se sitúa inmediatamente después de los eventos finales de Diablo IV, por lo que es muy importante haber jugado todo el juego base para comprender mejor lo que ocurrirá.

Así, la historia sigue a Neyrelle, quien ha huido con la Piedra del Alma de Mefisto. En busca de eliminar esta gran amenaza, Neyrelle pone rumbo a Nahantu, una nueva región situada al sur de Santuario.

No pasa mucho tiempo antes de que las cosas comiencen a complicarse, y esto es algo que destaca en la expansión: la trama arranca fuerte desde el principio y mantiene ese nivel de intensidad la mayor parte del tiempo.

Detener a Mefisto no será tarea fácil, y antes de darnos cuenta, estaremos inmersos en una travesía épica para enfrentarnos a este gran mal, con momentos emocionantes, emotivos y bastante brutales.

No solo tendremos que ir tras Neyrelle, sino también estar atentos a la Catedral de la Luz, lo que complica aún más la situación.

Sin revelar muchos detalles para no arruinar la experiencia de la campaña, es importante destacar un par de elementos que me llamaron la atención. Uno de ellos fue muy positivo, mientras que el otro me dejó sensaciones encontradas.

Inclusión de la nueva clase y un desenlace agridulce

Comenzando con lo positivo, quiero resaltar cómo la nueva clase, Spiritborn, fue introducida en el juego. No fue simplemente agregada sin más; dentro de la expansión, podemos ver todo el trasfondo de esta clase y cómo se presenta una base narrativa que justifica su aparición, conectada al lore a través de los espíritus del Reino Espiritual.

Esta integración tan natural nos permite simpatizar con los miembros de la nueva clase, y en ciertos momentos puntuales, nos sorprenderemos por algunas situaciones que se desarrollan en la historia.

Por otro lado, mientras la trama y su desarrollo son magistrales, no puedo decir lo mismo del final. El desenlace es agridulce.

Mi problema con el final es que toda la expansión construye hacia un clímax que promete cerrar de manera espectacular, pero no lo logra. Tal como Diablo IV nos dejó en suspenso durante todo un año tras su final, Vessel of Hatred hace lo mismo: nos deja nuevamente con un desenlace inconcluso.

Quiero pensar que la intención de dejar las cosas sin resolver es para preparar una segunda expansión. Sin embargo, no es agradable que, una vez más, nos dejen con algo inconcluso, solo para justificar más contenido.

Al terminar la campaña de Vessel of Hatred, tuve una sensación extraña: por un lado, quiero saber cómo concluirá la historia que quedó pendiente (si es que lo hace), pero por otro, saber que esa continuación podría llegar hasta el próximo año con otra expansión me quita algo de entusiasmo.

En general, Vessel of Hatred nos ofrece una excelente campaña que continúa perfectamente la narrativa del juego base, introduce nuevos personajes bien construidos y sienta las bases para explorar en futuras temporadas.

Nahantu y el Spiritborn

Hablando más a profundidad, Vessel of Hatred introduce dos características principales como novedades en Diablo IV: una nueva región y una nueva clase.

Comenzando por la nueva región, llamada Nahantu, es una zona selvática que los veteranos de la franquicia Diablo recordarán del segundo juego. Nahantu tiene una extensión considerable. Aunque a primera vista parece una zona pequeña, al explorarla uno puede sorprenderse por su amplitud y la cantidad de puntos de interés que ofrece.

Durante la campaña, explorarás cada rincón de Nahantu. Su diseño es refrescante, ya que es muy diferente a lo que estábamos acostumbrados en las otras regiones del juego base. Aquí, la naturaleza domina todo, proporcionando un entorno muy agradable a la vista.

Un aspecto que disfruté mucho de Nahantu es que no tiene esas grandes zonas vacías que encontrábamos en el juego base. En cambio, el laberinto natural de la jungla le sienta perfecto a la exploración de esta región.

Como otras zonas, Nahantu cuenta con sus propios calabozos, misiones secundarias, bases y ciudadelas. Estas últimas destacan por ser diferentes a las del juego base, lo que aporta una sensación fresca. Por ejemplo, una ciudadela en la que debes avanzar en total oscuridad, iluminando el camino hasta enfrentarte al jefe final, es un cambio interesante que añade emoción a la exploración.

Hablando de jefes, Nahantu introduce varios nuevos que pueden complicar las cosas. Algunos los encontrarás en la campaña, mientras que otros aparecen en ciudadelas, con diseños impresionantes tanto visualmente como en combate. Nuevamente, destaco la ciudadela oscura: el jefe de esa zona fue particularmente desafiante.

Los nuevos jefes son algo más complejos que los del juego base, no solo por ser más poderosos, sino porque para derrotarlos, en algunos casos, tendrás que resolver ciertos acertijos que los hacen vulnerables.

La nueva clase: Spiritborn

En cuanto al Spiritborn (Espiritualista en español), la nueva clase se ha convertido en mi favorita de todo Diablo IV. El Spiritborn se basa principalmente en el combate cuerpo a cuerpo, pero está complementado con habilidades especiales que derivan de los espíritus de cuatro animales: el Gorila, el Jaguar, el Ciempiés y el Águila.

Cada animal otorga habilidades muy diferentes entre sí, pero al mismo tiempo se complementan perfectamente, haciendo que esta clase sea una de las más versátiles de todo el juego. Puedes ejecutar ataques feroces y veloces con las habilidades del Jaguar, o adoptar un estilo más defensivo con los ataques del Gorila.

Personalmente, disfruté desde el principio cada una de las habilidades del Spiritborn, aunque fueron las del Águila las que terminé utilizando la mayor parte del tiempo, incluso las mantengo mientras exploro el endgame.

Uno de los aspectos más destacables de la nueva clase son sus habilidades definitivas, en las que convocas el espíritu de uno de los animales mencionados, y estos realizan un ataque espectacular que no solo es efectivo, sino también visualmente impresionante.

A nivel estético, la nueva clase está en perfecta sintonía con la región de Nahantu. Sus armaduras y armas reflejan una civilización profundamente arraigada en la jungla, y esto se extiende incluso a las monturas, que ahora pueden incluir una pantera.

Sin duda alguna, el Spiritborn es la clase con la que más me he divertido en Diablo IV, y seguramente será la que seguiré usando por un largo tiempo.

Nuevos eventos endgame

Continuando con los nuevos contenidos, Vessel of Hatred no solo ofrece una campaña que brinda horas de diversión, sino que también introduce dos eventos endgame que me han gustado bastante.

La Infraciudad y la Ciudadela Oscura son dos eventos que complementan a los otros que ya teníamos, como las Hordas Infernales.

La Infraciudad es una mazmorra al estilo de las más conocidas en Diablo, en la que comenzamos en un punto y debemos avanzar hasta un jefe final. Sin embargo, aquí hay un límite de tiempo para lograrlo.

Esta carrera contrarreloj añade una alta dosis de intensidad, ya que si el reloj llega a cero, se termina el recorrido. Para sumar segundos al cronómetro, debemos eliminar enemigos élite y destruir estructuras, todo mientras acumulamos armonización en unas balizas repartidas a lo largo de los tres pisos. Esta armonización puede alcanzar hasta cuatro niveles, siendo el nivel más alto el que representa las mejores recompensas.

Al final, nos enfrentaremos a un jefe final para obtener nuestras recompensas.

Un aspecto interesante de la Infraciudad es que antes de abrir el portal de entrada, podemos ofrecer unos tributos que modificarán las condiciones del recorrido, aplicando penalizaciones de tiempo o reduciendo el tiempo de inicio, a cambio de obtener mejores recompensas si completamos el recorrido.

La otra gran novedad endgame de Vessel of Hatred es la Ciudadela Oscura, que se presenta como la primera actividad completamente colaborativa del juego, ya que solo puede jugarse en compañía de al menos otro jugador.

La Ciudadela Oscura se divide en tres zonas diferentes, cada una con mecánicas únicas. Durante la aventura, debemos cumplir objetivos que nos otorgarán monedas para comprar objetos, materiales y cosméticos exclusivos de la Ciudadela Oscura.

Además, cada semana tendremos acceso a un alijo especial que contendrá recompensas muy altas, siempre que logremos superar las tres zonas del evento.

Esta experiencia cooperativa representa un gran desafío, no solo en la parte ya conocida de derrotar a los enemigos que se nos presenten, sino que también requerirá una planificación cuidadosa de nuestros ataques, ya que habrá enemigos a los que solo podremos dañar mediante ataques coordinados.

El único punto que no termina de convencerme es que este evento sea exclusivamente cooperativo, ya que no hay forma de jugarlo en solitario.

Una ayuda adicional al jugar solo

Los nuevos contenidos que llegan con Vessel of Hatred no se limitan a eventos endgame; también incluyen otros agregados, como los Mercenarios.

Los Mercenarios son aliados que nos acompañarán cuando juguemos en solitario, sirviendo como apoyo en todo momento. En total, deberemos desbloquear a cuatro Mercenarios mediante misiones interesantes que cuentan con una narrativa propia. Esto nos permite sentir empatía casi inmediata con cada uno de ellos, que van desde una caníbal hasta un niño demonio.

Cada Mercenario cuenta con un pequeño conjunto de habilidades, que varían desde opciones defensivas hasta ataques en área. Los Mercenarios pueden ser reclutados para que nos acompañen todo el tiempo, atacando constantemente, o como refuerzos, en cuyo caso realizarán un ataque específico cuando nosotros lo hagamos.

Tener estas ayudas resultan muy positivas cuando estamos jugando solos, ya que, aunque la IA no siempre es efectiva, contar con un objetivo adicional en el que los enemigos se distraigan puede marcar la diferencia en combate.

Cada Mercenario dispone de un pequeño árbol de habilidades que va creciendo a medida que el personaje elegido permanece con nosotros en combate. Aunque las habilidades no son extensas, sí hay opciones para elegir.

Temporada del Odio Creciente

Fuera del contenido exclusivo de la expansión, Diablo IV también está recibiendo novedades para todos los jugadores en la nueva temporada: Temporada del Odio Creciente.

Para esta temporada se añaden muchas novedades que, aunque pueden parecer pequeñas, tienen un importante impacto en el juego. Una de las adiciones más notorias está relacionada con la dificultad. Anteriormente, Diablo IV contaba con cuatro niveles de dificultad que se dividían en mundos; ahora, hay un total de ocho niveles de dificultad disponibles.

Cada nivel ofrece un reto particular, con enemigos más fuertes o reducciones en la armadura. La inclusión de más niveles de dificultad es realmente apreciada, ya que antes llegaba un punto en el que el nivel 4 se sentía demasiado sencillo. Ahora, el nivel 6, por ejemplo, representa un verdadero desafío si no cuentas con el equipo o los puntos de habilidad necesarios.

Los puntos de habilidad también han experimentado cambios notables, ya que el nivel máximo del personaje se ha elevado a 60. Una vez alcanzado este nivel, comenzará el nivel Paragon, que ya no estará limitado a 100 como antes, lo que ofrece muchos más puntos Paragon para distribuir en los diferentes tableros.

Este cambio es uno de los más destacados, ya que ahora puedes mejorar tus atributos y alcanzar fácilmente el nivel 100 en Paragon, logrando que tu personaje sea lo suficientemente poderoso para enfrentar casi cualquier desafío.

Dentro de los puntos Paragon, también hay una modificación en lo que respecta a los glifos. Ahora, estos se subirán de nivel dentro de El Foso. Para conseguir la posibilidad de subir de nivel los glifos, deberás ir a El Foso, donde tendrás un porcentaje de probabilidad para cada intento al superar todo el nivel.

Finalmente, Diablo IV trae de regreso las runas en el equipamiento. Al igual que las gemas, estas runas pueden añadirse a las piezas de equipo, proporcionando una capa adicional para la construcción de nuestras builds.

A diferencia de las gemas, las runas vienen en parejas, con una runa enfocada en una acción a realizar en combate y otra que ejecuta la habilidad. De esta manera, puedes agregar habilidades especiales; en mi caso, usé una runa que, al beber una poción, convoca un lobo espíritu aliado para atacar.

Conclusión

Vessel of Hatred es una excelente primera expansión para Diablo IV, que introduce nuevos contenidos importantes que mejoran muy positivamente el juego base.

Desde la campaña y la nueva región hasta la nueva clase, Vessel of Hatred no decepciona en cuanto a contenido, presentando un Nahantu espectacular en diseño y una clase Spiritborn que resulta muy disfrutable de usar.

Los dos nuevos eventos endgame ofrecen una gran cantidad de horas de rejugabilidad y establecen bases sólidas para explorar en el futuro. Junto con la expansión, los cambios que recibe el juego base hacen que todo sea más accesible, lo que permite que te enganches más rápidamente al juego, sin la complejidad que existía anteriormente.

Los nuevos niveles de dificultad y las modificaciones en los puntos Paragon son cambios muy positivos que facilitan la experiencia.

Vessel of Hatred ya está disponible para su compra en PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox One, Xbox Series X|S y PC, recordando que es imprescindible contar con el juego base de Diablo IV para poder acceder a la expansión.

Un agradecimiento a la agencia Theogames por proporcionarnos un código, con el que fue posible realizar esta reseña.

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