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A lo largo de la década pasada, Robert Pattinson se convirtió en un actor de primer nivel gracias a autores como David Cronenberg, Claire Denis y Robert Eggers que creyeron en este sombrío rostro. Un porte necesario para encarnar al multimillonario Bruce Wayne, a la venganza, al amo de la noche. The Batman, era el blockbuster que necesitaba en su carrera para que el público masivo le de el reconocimiento.

Pero carajo, ¿otro reboot de Batman? Así es. Sin embargo, al igual que el Joker de Haynes, estamos ante obras únicas en su rubro, que francamente si la vida fuese justa y la industria no fuese esa insaciable vorágine de billetes, serían trabajos individuales sin secuelas en el futuro.

The Batman, el tributo de DC al film noir

En The Batman conocemos a un joven Bruce Wayne en sus primeros años como justiciero enmascarado. Tras una noche de brujas marcada por el asesinato del alcalde de Gotham, Batman y el teniente Jim Gordon emprenden una cruzada por descifrar una serie de muertes relacionada a la corrupción en las altas esferas de la ciudad.

La película se desarrolla como un thriller policiaco, una película noir en toda la extensión. Bajo el entendido que no es una película de acción como Nolan acostumbró a esta generación, The Batman es un gran relato de detectives, raíz original del Hombre Murciélago. A pesar de que el misterio del villano no resulte tan impactante, sí lo son las distintas vueltas de tuerca que trastabillan a los personajes principales. Es un gran complot desenvuelto en un ambiente conocido y necesitado de reinterpretarse.

Batman busca dejar una huella positiva en la ciudad, pero a través de un modus operandi muy fetichista, similar a La ventana indiscreta de Hitchcock. El protagonista es moralmente ambiguo, a pesar de celebrar la virtud de sus compinches. En este sentido y por la relación que lleva con Gordon, los fans encontrarán elemento del cómic de Año Uno por doquier. Battinson podrá no ser tu musculoso héroe de acción pero es un estupendo investigador.

Lo mismo se puede decir del villano encarnado por Paul Dano, el Acertijo (o Riddler si andan fresas). Un asesino en su propia cruzada para derrumbar el podrido sistema de Gotham. Aunque su conclusión es inevitable y sus pistas, no tan complejas como cree, sus motivaciones le resultan cercanas al joven Wayne. Es un buen retrato del sociópata desamparado en busca de vengarse de la sociedad que lo engendró. Y sí, es inevitable no compararlo a los criminales de Fincher en Seven y Zodiaco, en busca de una purga moralista.

Finalmente tenemos a Zoë Kravitz, la mejor Gatúbela llevada a la pantalla grande (perdóname, Michelle Pfeiffer). Ella ya tenía la experiencia de interpretarla en la película de Lego Batman en un tono humorístico, por lo que conoce la personalidad a la perfección.

Su personaje mantiene un buen equilibrio entre sus peripecias acrobáticas, el lado seductor y un trasfondo trágico. La complicidad entablada con Pattinson es excelente. Llega a momentos a sentirse una luz de esperanza en este trágico entorno, como el personaje de Joaquin Phoenix en Nunca estarás a salvo. No se deja llevar por un cierre rosa, sino de maduración.

Un tema que ha sido debate para algunos es la dirección de arte y la fotografía, cortesía del dos veces nominado al Oscar, Greig Fraser. El trabajo conseguido es perfecto, la atmósfera plasmada es intrigante y opresiva; similar a su esfuerzo visto en La hora más oscura. Sorprende que la gente que ya vio la película se queje al respecto cuando a los dos minutos, la voz en off de Pattinson ya explica el uso de la oscuridad como recurso.

Hasta este punto, parece que The Batman es perfecta pero en su fórmula, dos elementos no funcionan. El primero, es la figura de El Pingüino. El papel de Colin Farrell no es más que un gangster genérico oportunista sin personalidad alguna. No es un tema de caracterización, sino de desarrollo. Reeves comete el mismo error de Burton en Batman Regresa de querer abarcar demasiado antagonismo cuando ya no era necesario. Una tristeza.

Finalmente, la parte final se aleja de la línea del thriller para favorecer explosiones y toda esa parafernalia que desvía de la intención original. No es malo el clímax pero es un bache donde se regresa a una zona de confort en el cine de capas y máscaras. Pero que esto no desanime, mucho menos la duración de tres horas que siendo francos, fluyen con rapidez, pues son más las virtudes en este conflicto.

Conclusión

The Batman es una obra maestra que sin reinventar nada, le da una identidad distinta a lo que habíamos visto del personaje en cine. El Hombre Murciélago no es ajeno al arte, ya Tim Burton lo envolvió en su mundo cuasi expresionista. Ahora Matt Reeves lo lleva a terrenos del cine negro de los 40, llena de detalles por analizar. Por ejemplo, solo el villano llama a Batman como tal, el resto no le da el reconocimiento. ¿Por qué? Esa es tu tarea.

Matt Reeves, eres grande. Quedas perdonado por tu horrible remake de Déjame entrar.

Y que no te digan lo contrario: tú súbele a ese “Something in the Way” de Nirvana.

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