Crítica: Detective Pikachu
Momento de la aventura junto al detective más joyita de todos los tiempos.
El año pasado, conocimos uno de los spin offs más curiosos que hayan nacido de la franquicia Pokémon: Detective Pikachu. Aunque el juego recibió críticas regulares, el concepto fascinó. Un Pikachu malhumorado pero inteligente que resuelve misterios y usa un adorable sombrero a la Sherlock Holmes.
Ahora llega el momento de que un público más amplio, conozca esta faceta de la rata amarilla con su adaptación cinematográfica. Con Ryan Reynolds como Detective Pikachu y Justice Smith, Kathryn Newton, Ken Watanabe, Bill Nighy y Omar Chaparro en el elenco, ¿será esta un divertido entretenimiento o un mero golpe de ternura a la nostalgia?
Tim Goodman es un frustrado vendedor de seguros que, tras la aparente muerte de su padre, viaja a Ryme City para dar el adiós definitivo. Sin embargo, al llegar a su antiguo hogar, conoce a un extraño Pikachu parlante, quien fue compañero de su padre. Ahora, ambos deberán descubrir el misterio del fallecimiento y descubrir los oscuros lazos que existen con una misteriosa sustancia que transforma a los pokemones, en violentas criaturas.
Finalmente y tras un sinfín de intentos, esta es la mejor adaptación a la pantalla grande que se ha hecho sobre un videojuego. Posee el gran acierto de mezclar elementos puros de cine policíaco con una tonalidad agradable para toda la familia, con varios giros interesantes a lo largo de la trama que mantienen el interés del espectador.
El humor que maneja es bastante variado, desde el slapstick, pasando por lo referencial hasta lo más sutil. La dupla que forman Reynolds y Smith logra un punto conmovedor, de esas grandes relaciones que a veces falta ver en pantalla. No podía faltar el interés romántico genérico en la trama pero la conexión que forma con la periodista interpretada por Newton, agrega una buena dosis de emoción (así como un Psyduck bastante jocoso).
Aunado a la brillante dirección de arte, va una sorpresiva fotografía que muestra varios juegos de sombras en varias ocasiones, mezcladas con tonalidades neones que dan personalidad única a la película.
Ahora, sé que hay un punto que intriga a varios: la participación de Omar Chaparro. Francamente, su intervención es más la de un personaje ocasional con una pista clave. Simpático pero cotidiano rufián. Y sí, tiene un Charizard. No lo hace nada mal, le quedó bastante bien su participación. Ojalá lo veamos de esta misma forma, ya alejado de sus infames programas de revista.
En contra tiene una métrica sosa en sus actuaciones, hasta cierto punto justificadas por el tono infantil de la cinta. Algunas secuencias pierden impacto por lo predecible de la acción. Quizá la más triste, sea que el mundo no se siente tan explotado como podría alcanzar su potencial. Sí, hay muchos guiños a cada juego e incluso una referencia a los viejos simples. Pero en ocasiones, los pokemones se sienten más ornamento que un universo propio.
Detective Pikachu es diversión garantizada, amena y complaciente para los fans. Si el diseño de los pokemones en los trailers les pareció decepcionante, en el filme se ven mucho más agraciados, además de que verán a varios que no habían sido mostrados. Ryan Reynolds ha crecido mucho como comediante y lo demuestra con esta enorme prueba de carisma al interpretar al simpático Pikachu adicto a la cafeína. Corran a verla.