Reseña: The Inner World

Una buena opción de juego casual y tranquilo para tu Switch

Un lugar pequeño, falta de viento, un monje que lo cuida todo, una nariz rara y una paloma ladrona. Así comienza The Inner World, una historia en la cual Robert debe salvar el pequeño mundo de Asposia de la falta de aire.

Asposia es un lugar pequeño y misterioso, en el cual viven los asposianos, y el cual se encuentra ventilado por tres grandes fuentes de aire las cuales un día, misteriosamente, dejaron de funcionar saliendo de ellas criaturas extrañas, los Basylians, que convierten en piedra a cualquier asposiano que las mire a los ojos. De esta forma Studio Fizbin nos cuenta la historia de un mundo en el que el monje del viento, Conroy tiene el control de toda Asposia.

En The Inner World controlas a Robert, el pupilo de Conroy, un personaje con un defecto en su nariz: en lugar de ser rayada como la del resto de los asposianos, tiene huecos en ella, pudiéndola tocar como flauta. Comenzamos cuando una traviesa paloma roba un dije que le pertenece a Conroy y Robert debe bajar al mundo para recuperarla. Es aquí donde el juego en realidad comienza, con un estilo de juego point-and-click: Robert debe ir resolviendo una serie de acertijos en cada escenario en el que se encuentra. Así puedes interactuar con personas, hablar con ellas, examinar objetos que pueden ser parte de tu inventario e incluso combinarlos para formar herramientas.

La historia te envuelve al paso de cada escenario mientras encuentras pistas para resolver el siguiente acertijo. Cada escenario nos ofrece un puzzle diferente y varias opciones para completarlo y si en algún momento te sientes perdido en lo que debes realizar, puedes usar las pistas para guiarte al siguiente paso y así completar el acertijo, mientras la historia se desarrolla.

Como buen point-and-click, su manera de jugar es sencilla, como puedes ver: basta con seleccionar el personaje u objeto con el que necesitas interactuar y elegir la acción que quieres realizar: hablar, pedir información, tomar o dar un objeto, para así ir resolviendo los acertijos a los que te enfrentas en cada escenario, lo cual tiene una temática muy similar a los juegos de las décadas de 1990 y 2000 que solíamos jugar en computadora.

Un punto malo en este aspecto es que a pesar de ser point-and-click The Inner World no tiene compatibilidad con la pantalla táctil del Switch, lo que hace que a veces se vuelva tedioso ir buscando el objeto o personaje con quien quieres interactuar utilizando solamente el stick. La mayor parte del juego controlas a Robert, aunque también puedes jugar con Laura, una ladrona rebelde buscada por la justicia
asposiana, de manera alternada, encontrando reacciones diferentes ante objetos y personajes con cada uno.

Por otro lado, los diálogos son muy divertidos y a veces hasta un tanto sarcásticos. Puedes elegir escucharlos en inglés, alemán o español y siempre estarán acompañados por el texto, en inglés y alemán, para leer cada uno de ellos, o bien, descripciones de objetos e inventario. La música no es algo notorio en este juego, ya que los diálogos y efectos de sonido, nos ayudan a ambientarnos en cada escenario al que vamos. Lo cual no sucede con la música pues, lamentablemente, aunque no es mala, se pierde muy fácilmente en el fondo entre diálogos y efectos de sonido.

La dirección de arte es uno de los mayores aciertos de The Inner World pues sus visuales han sido realizadas a mano. El aspecto y las texturas de los personajes, objetos y escenarios son originales y llenos de vida, las animaciones, aunque sencillas, son sumamente disfrutables.

En resumen, The Inner World es un juego disfrutable, a pesar de lo tedioso que pueden ser los controles. La historia te va atrapando, junto con los diálogos cargados de humor y las gráficas que te dejan ver los detalles de la sociedad asposiana, que, en mucho, se puede parecer a la nuestra.

Título: The Inner World

Desarrolla: Neko Entertainment

Publica: Headup Games

Género: Aventura gráfica

Plataforma: Xbox One, PlayStation 4, Switch y PC

Estreno: 3 de agosto de 2018

Escrita por Diana Margarita Reyes Armella @deevox