Una pequeña conmemoración al Día del Maestro
Hoy 15 de mayo se celebra en México el Día del Maestro, fecha dedicada a todas esas personas cuya vocación recae en la enseñanza de nuevas generaciones, principalmente como docentes en la educación.
Esto justo en este día cuando uno recuerda con alegría a ese maestro cuyo saber trascendió al tiempo para volverse parte de varios de sus alumnos. Pero la enseñanza no solo recae en el aprendizaje de la lectura, la escritura o las tablas de multiplicar, sino en aquellas lecciones de vida de algún profesional que también nos ayudan a formarnos como individuos que viven en sociedad.
Algunos maestros nos enseñan la importancia de aprender significativamente, otros se enfocan en la memorización, y algunos más utilizan música, imágenes o lo que se les ocurra, todo con tal de que sus educandos alcancen el objetivo planteado.
Siempre habrá unos que sean más cabeza dura que otros, pero eventualmente llegan al aprendizaje objetivo, y si alguno no lo hace, se idean estrategias alternas para garantizarlo.
Pero no siempre debe de ser una persona la que nos enseña algo, pues en raras ocasiones, y más al pasar los años es que los videojuegos se convierten en un medio que también sirven como maestros indirectos de alguna habilidad o conocimiento previamente desconocido. En conmemoración al Día del Maestro, es que les competiremos tres aprendizajes que hemos tenido con ellos.
Pollo Hurtado – La importancia de ahorrar
Una lección que puedo rescatar impartida por nuestros amados videojuegos es la del ahorro. Recuerdo que en mis primeros años de jugador con títulos como Age of Empires, Starcraft o incluso los Need For Speed, desarrollé un gusto por acumular todos los recursos necesarios para las mejores unidades, las más avanzadas investigaciones o las mejores armas o componentes. Resistía la tentación de malgastar mi dinero en mejoras que me dieran poca ventaja. Esto rompió la cuarta barrera cuando empecé a recibir algo de dinero de mis padres y posteriormente con mi primer trabajo.
Me fascinaba esa sensación de progreso en los juegos y lo quise experimentar en la vida real, por lo que fui (y trato de serlo aún) muy organizado con mi dinero con tal de comprar aquello que me gustaba y sabía que era lo mejor disponible. Esa es una de las muchas lecciones que me han dado los videojuegos.
Miguel Perdomo – El valor de amistad
Para mí un gran maestro fue el juego del Dreamcast Skies of Arcadia. Este título del año 2000 se trata básicamente de un grupo de piratas con barcos aéreos que están en búsqueda de 6 cristales de lunas que contienen gran poder y se encuentran dispersos por todo el mundo, y que nuestros protagonistas, Vyse, Aika y Fina tratarán de hallar antes que el malvado Imperio Armado de Valuan.
La primera enseñanza en este juego es la de la amistad, ya que los protagonistas siempre se apoyan mutuamente y se ayudan incondicionalmente. Específicamente recuerdo una cinemática del juego en la que los héroes ya habían encontrado una de las piedras de suma importancia, pero tuvieron que cederla para que los villanos no mataran a Fina; a final de cuentas los buenos de la historia la recuperan y triunfan después de mucho esfuerzo.
La enseñanza fue fuerte para mí, ya que me hizo darme cuenta que a veces hay que dejar ir las cosas por un bien mayor, y en ocasiones, algo que parece un mal puede resultar en algo bueno, siempre anteponiendo el valor de la amistad.
Nelson Gutiérrez – La importancia del trabajo en equipo
Conocí Dota 2 hace más de cuatro años, y en muchos juegos estaba acostumbrado a depender y valerme por mi mismo, donde mis habilidades como jugador individual eran la diferencia entre la victoria y la derrota, pero una vez que conocí este MOBA tuve que aprender a jugar en equipo si quería ganar. El sistema de juego, aunque sencillo, es eternamente complejo, donde cinco jugadores se enfrentan a otros cinco y dependen enteramente de las interacciones de unos y otros.
No importa si yo era muy bueno con un héroe particular: si mis compañeros de equipo comenzaban a pelear entre ellos, no participaban en ciertos momentos o dejaban de comprar ciertos ítems, la derrota estaba más que asegurada. Debido a lo anterior, cuando alguien en mi equipo me decía que necesitaba hiciera algún ítem en particular, seguía su consejo, ya que no tenía sentido comprar un ítem para incrementar defensa si el equipo contrario basaba su ataque casi exclusivamente en la magia.
Ahora en mi trabajo y en otras situaciones, más que preguntarme que necesito yo para hacer algo, pienso más en los demás al pensar que necesitan ellos de mí.
Y a ustedes ¿Que lección les ha dejado un videojuego?