Crítica: Teiichi Battle of Supreme High

Published

7 años ago

mayo 4, 2018

Redaccion

Película japonesa que trata sobre un joven que hará todo por convertirse en primer ministro es divertida e intrigante.

Hoy que en México estamos en pleno proceso electoral, bombardeados día a día con propaganda, información (y desinformación) y canciones más apropiadas para cualquier otra cosa, nos hace falta un pequeño descanso cómico para poder reírnos de lo absurdo que puede llegar a ser este sistema político que tenemos, tanto en nuestro país como en el resto del mundo democrático. Y justamente esa es la misión de Teiichi no kuni o, como la conocemos en este hemisferio, Teiichi Battle of Supreme High, del director Akira Nagai, la cual está basada en el manga del mismo nombre escrito por Usumaru Furuya.

Teiichi no kuni, como se le llama en su país de origen, fue estrenada a finales de abril del año pasado (2017) con una muy buena recepción de la crítica japonesa. En esta película vemos la historia de Teiichi Akaba, estudiante de nuevo ingreso de la preparatoria Kaitei, la más prestigiosa que el dinero puede pagar en todo Japón. Teiichi tiene una sola misión en su vida: convertirse en Primer Ministro para poder tener su propio y manejarlo como a él le plazca y el primer paso consiste en conseguir ser presidente del Consejo Estudiantil.

El planteamiento de la historia es bueno, así como todo el desarrollo de la cinta a lo largo de las casi dos horas de duración de ella. Es claro que hubo un buen trabajo detrás del fundamento de cada acto, pues Teiichi no kuni en realidad nunca pierde el ritmo con el que comienza. Es divertida en todo momento, pero se torna seria en los momentos más importantes de la trama para aliviar la tensión con una buena broma, muy al estilo del humor japonés que conocemos del anime. El final, como una buena cinta de intriga, es totalmente inesperado pero totalmente congruente con el discurso completo. Por los sueños se trabaja.

Las actuaciones de Masaki Suda (Teiichi Akaba) y Ryoma Takeuchi (Dan Ōtaka) son buenas, dándole vida de forma muy realista a ambos personajes y si bien no son increíbles (al menos para estándares americanos) cumplen perfectamente con la tarea de producirte una reacción emocional hacia ellos. Fuera de éstos dos actores, el resto del cast cumple satisfactoriamente como antagonistas o secundarios mas tampoco destacan de forma espectacular.

La dirección, en cambio, si es realizada de una forma excelente. En realidad, son pocos los detalles que puedo decir en contra pues toda la película es llevada a un buen ritmo y sin tanto espacio en blanco sin sentido entre escenas. Del guión no puedo decir lo mismo, sin embargo, pues hay algunos huecos absurdos que claramente fueron resueltos a conveniencia del desenlace más que por dar un buen argumento. Al final el desenlace, como ya mencioné, es interesante, pero el camino hacia él es todavía mejor a pesar de los detalles de guión.

Un punto que podría jugar a su favor es un poco más de trabajo en la edición final de la cinta. Al ser una comedia, Teiichi no kuni se apoya mucho en la exageración de las personalidades, atributos y expresiones físicas de los personajes. Sin embargo, todo eso está plasmado sobre un mundo muy plano: tanto cámara como escenografía solo están ahí para cumplir su función, pero podrían sumar mucho si se hicieran tomas con movimientos de cámara un poco más radicales o cambios de escena con transiciones tan energéticas como algunos de los personajes. Piensa un poco cómo se trabajó eso en la serie de tv de la década de 1990, Malcolm in the Middle, y verás a lo que me refiero. Sin embargo, al final se decidió por un rumbo “más serio” haciendo que mucho de la película nos recuerde a otra serie, más reciente: House of Cards de Netflix.

En resúmen, Teiichi Battle of Supreme High es una cinta recomendable para disfrutar en familia este fin de semana como parte del Festival de Cine y Animación Japonesa que Konichiwa Festival trae para nosotros en conjunto con las salas Cinépolis durante este mes de mayo. Divertida, intrigante y con un buen desenlace, la cinta no solamente te hará pasar un buen rato (y más de una carcajada) también te podrá brindar un buen pretexto para meditar acerca de dos temas: cuál es tu sueño y qué tanto estás dispuesto a hacer por vivirlo. Ah, y también es un excelente desahogo para lo ridículo que es el sistema político democrático que tenemos en la actualidad, al menos en México.