Viviendo con TDAH y jugando Yu-Gi-Oh!
Semana a semana un vistazo a las dificultades con este trastorno en los videojuegos
Toda mi vida he vivido con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), el trastorno neurológico más común de todos con una prevalencia en la población mundial del 5%; por decirlo de alguna manera, por cada 100 personas, nace 1 con este trastorno. El problema, es que yo no me enteré que lo tenía hasta los 25 años de edad y semana tras semana compartiré con ustedes mis experiencias con las manifestaciones del TDAH, principalmente con varios títulos que me tocó jugar.
Mandando el tiempo libre (y el dinero) al reino de las sombras
En algún momento de 2002 o 2003, llegue a ver el anime de Yu-Gi-Oh! y como buen adolescente, quedé cautivado por el juego de cartas y la historia tan loca de ella; tiempo después Dark Duel Stories para el Gameboy Color llegó a mis manos y tuve mi primera probada del “duelo de monstruos”, quedé fascinado. No fue sino hasta 2004 cuando gracias a un amigo del bachillerato tuve mi acercamiento real con una carta de Yugi, después de que en un receso largo invirtiéramos casi una hora jugando, me decidí a comprar de lleno mi primer deck de cartas.
Lo que inició como un pequeño hobby, se convirtió en uno de los pilares de mi tiempo en mayor parte de la preparatoria y casi toda la universidad, que me traería amistades nuevas, afianzaría otras y encontraría una actividad en la que podría enfocar mi atención de manera descomunal. Ahora que lo recuerdo, justamente hubo algunos indicadores del TDAH que me hicieron difícil el camino hacia la gloria de Yugi:
- Con frecuencia falla en PRESTAR la debida atención a los detalles o por descuido se cometen errores en las tareas escolares, en el trabajo o durante otras actividades
- Con frecuencia tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades recreativas
- Con frecuencia le es difícil esperar su turno
El juego depende bastante sobre la paciencia, estrategia y manejo de turnos, por lo que me impacientaba cuando mi oponente se tomaba más tiempo para terminar y cederme el turno, cuando yo en mi cabeza tenía una jugada que quería hacer, y a veces, terminaba adelantándome al otro; no era extraño que hubiese gente que no quería jugar conmigo por no respetar las reglas. Poco a poco tuve que ir modulando mi conducta, siendo más paciente con el otro y respetar sus jugadas sin precipitarme.
Se tornaba más complejo para mí, pues el mismo juego maneja 6 fases por turno, cada una con sus características particulares, posibilidades y limitaciones, por lo que no era extraño que quisiera atacar y poner al mismo tiempo una trampa, utilizar una magia sólo para darme cuenta que ya no podía, o peor aún, hacer toda una jugada y notar que mi contario tenía, desde el inicio, una carta activada que contrarrestaba por lo menos la mitad de mi combo.
Otras veces, con todo el ruido que había a mi alrededor se me dificultaba pensar y accionar de manera acorde, así que tuve que aprender a tomarlo como parte de la experiencia de juego. Había ocasiones muy selectas en donde me servía poner música en mis audífonos, aislando todo el ruido alrededor y concentrándome en mis pensamientos, y funcionaba, pero como a veces tenía que indicar al otro lo que quería hacer, era molesto el tener que andar quitándolos una y otra vez.
Hasta la fecha, esta es la manera que utilizo para poder leer, a mi se me dificultaba leer en silencio y concentrarme, ya que siempre me distraía ya sea con algo del entorno o en mis pensamientos, al tener un “ruido de fondo” eliminó esta distracción y me permite concentrarme, justo lo que hacia mientras jugaba Yugi. Vaya, hasta para escribir en la computadora; si no me pongo música o una serie o película en una ventana abierta al lado, se me dificulta concentrarme.
Sucede que los que tenemos el trastorno, estamos constantemente estimulados por el entorno de manera sensorial, principalmente visual y auditiva, por lo que al eliminar uno de estos canales, es más fácil concentrarse en el otro. Es parecido cuando al manejar, uno baja el volumen para buscar una dirección, al desviarle un recurso atencional al cerebro, este no puede enfocarse al 100% las dos tareas, por lo que requiere que se apague un estimulo para funcionar correctamente.
En las personas con TDAH no les puedo dar la explicación científica de porqué necesito, al menos yo, bloquear algunos estímulos principalmente sensoriales, para enfocarme en uno visual, pareciera contraproducente, pero me funciona, eso sí, para buscar una dirección, aun necesito bajar el volumen. Jugando Yugi, había ocasiones en las que sí me vi obligado a eliminar el ruido del entorno poniendo música, y conseguía concentrarme mucho más, pero aprendí a vivir sin ello especialmente cuando había algún torneo importante
Mientras más fui armando mis habilidades para jugar, mejor me volvía, participando a veces en torneos de fin de semana menores, donde tuve resultados mixtos, pero todo cambio cuando entré a mi primer regional, donde otros conocidos, y hasta yo, tenían pocas expectativas de mí, mi deck y mis habilidades por mis resultados previos. Sorpresa para todos cuando en mi primera participación “grande”, conseguí el tercer lugar con un deck único de maquinas que muchos intentaron, pero fracasaron en utilizar, pero al dedicarle bastante tiempo para refinarlo, me volví ligeramente impredecible con ellos.
Esto me dio un lugar asegurado en el nacional de México (no recuerdo si fue 2004, 2005 o 2006) y aunque me preparé, me topé con pared, ya que mis oponentes estaban en un nivel mayor de juego y contaban con mejores cartas, por lo que termine en los últimos lugares, pero en no me sentí derrotado, me inspiró a continuar jugando y mejorando poco a poco.
Lo que más me costo trabajó, fue el ver una nueva expansión llegar y tardarme algo de tiempo en aprender que es lo que hacia cada una de las cartas y como podían funcionar mejor con las que ya tenían, era un proceso largo y arduo, donde dedicaba un domingo casi entero a solo leer foros sobre nuevas cartas y gente que ya las había probado. Además de que ciertas expansiones agregaban mecánicas nuevas que debía aprender, y si no reforzaba esto, lo perdía u olvidaba.
Aunque gracias a esto, me dio una ventaja con los demás, ya que cuando llegaban cartas nuevas, yo ya sabía que hacían y cuales buscar, por lo que gracias a esta hipertensión que preste y el tiempo que invertí, me volví más conocedor que los que solo se dedicaban a jugarlas el día de lanzamiento. Me hacía sentí bien conmigo mismo, ya que antes en cosas académicas, aunque me esforzará, casi siempre no “daba el ancho” como los demás, fue aquí cuando al fin vi que los demás se quedaban cortos a comparación mía.
Pero entonces había quien tenia una ventaja mayor sobre de mí: el dinero.
Uno puede ser muy bueno jugando y conocer diferentes cartas, lo que hacen y como hacer combos con ellas, pero si no se invierten ciertas cantidades de dinero, es difícil sobre salir, por lo que en muchas ocasiones ganaba el que tuviera la cartera más pesada; no era raro ver a gente llegar a la tienda de juego y preguntar si alguien vendía o compraba cartas, muchas veces vi a mis amigos gastar de $300 a $500 pesos de jalón. Yo me puse el limite propio de solo gastar si era extremadamente necesario, y si tuviera que hacer un recuento de cuanto invertí en cartas sueltas, han de ser unos $1500-$2000 mil pesos.
Y eso que yo mismo me limitaba a comprar solo cuando era una enorme ganga, dependí más de conseguir cartas en cambios, apuestas o por sobres en torneos para ir creciendo mi colección. Pero si notaba cuando alguien totalmente nuevo llegaba a jugar, era decimado por quien tenia un deck superior y más caro. Gracias a verme forzado a cambiar, mejore mis habilidades sociales e incremento mi numero de amigos, que ya no solo era de ir el sábado a jugar a la tienda, sino que, al terminar, íbamos a casa de alguien a tomar algo y jugar Smash, o bien, seguir jugando.
Terminé retirándome en 2009 con, por lo menos, una victoria regional o un top 4 cada año desde 2005 (se hacían dos o tres al año) y por lo menos dos participaciones en torneos nacionales; tuve que dejar de jugar cuando comencé a trabajar y estudiar al mismo tiempo, como aún no estaba medicado y en control de mis impulsos y atención, ya no podía dedicar el mismo tiempo para investigar y mejorar. Intenté retomarlo e 2015, pero ya tenia seis años de atraso en cartas y mecánicas, por lo que desistí.
Aún tengo el interés de jugar, y he bajado la aplicación oficial y no oficial para jugar en línea, pero al haber una infinidad de cartas, combos y fusiones que desconozco, he desistido repetidas veces, ya que el conocimiento previo que tengo del juego con el actual, de plano no se lleva ni se relaciona. Tengo las bases que aprendí a fuerza, seguir las fases, respetar los turnos, beneficiarme de las reglas de ciertas cartas, pero al haber muchas cosas nuevas, me he sentido abrumado de tanta información.
Sin embargo, Yu-Gi-Oh! Siempre será una parte positiva de mi vida, que me trajo experiencias, amistades y sobre todo, aprendizajes significativos que hasta la fecha sigo ocupando. ¿Necesito concentrarme en un informe escolar? Hora de poner música o una serie. ¿Quiero adelantarme a lo que me va decir alguien? Debo esperar a que termine.
Claro, esto lo comencé a hacer mientras jugaba, pero lo mejore y consolide cuando al fin comencé mi tratamiento farmacológico por el trastorno, algo que es necesario en muchos de los casos de personas con el trastorno.